Jorge Guillén
BIOGRAFÍA

Jorge Guillén nace en Valladolid el 13 de enero del año 1893. Es el mayor de cinco hermanos en una familia de tradición liberal.
Pasó su infancia en su ciudad natal y cursa sus estudios primarios en Colegio de San Gregorio.
A los dieciséis años se traslada a Suiza con el fin de completar su educación. Estudia francés en la ciudad de Friburgo.
Una vez de regreso en España, estudiará Letras en las universidades de Madrid y Granada. Se licencia en 1913.
Lector de español en la universidad de la Sorbona, entre 1917 y 1923, reside en París, donde empieza a escribir poesía, se casa y conoce a Paul Very. Éste último (por su poesía pura), Baudelaire (por su organización poética en un solo libro) y Whitman (por su júbilo y su exaltación de lo vital) serán sus más destacables influencias.
En 1920 empieza a publicar sus poemas en revistas como La Pluma y en la Revista de Occidente. Pronto adquiere una sólida reputación entre los medios literarios más exigentes.
Vuelve a España en 1923 y, en 1925 obtiene la Cátedra de Literatura Española en la Universidad de Murcia. De 1929 a 1931 desempeña un lectorado en Oxford. Y posteriormente es catedrático en la Universidad de Sevilla, donde le sorprenderá la guerra civil española.
En Agosto de 1936 es detenido y encarcelado en Pamplona por motivos políticos. Consigue la libertad gracias a las gestiones de su padre, pero es inhabilitado por el Ministerio de Educación para el ejercicio de cualquier cargo público.
Tras abandonar España cruzando a pie el Bidasoa, en 1938, se traslada a los Estados Unidos donde dará clases de literatura española en el Wellesley college de 1940 a 1951. Son éstos años de soledad y tristeza marcados por la muerte de su primera esposa y de su gran amigo, el también poeta de renombre, Pedro Salinas.
Alcanzada la jubilación académica, realizó frecuentes viajes por América y Europa, y visitó repetidas veces España.
En 1958 profesó un curso en la cátedra Charles Elior Norton, de la Universidad de Harvard, y las conferencias pronunciadas con este motivo se convertirían posteriormente en un libro publicado en España con el título de Lenguaje y Poesía (1962).
En 1961, el 11 de octubre, se casa en Bogotá con Irene Mochi Sismondi.
Obtiene el Premio Cervantes en 1976 y es académico de honor de la Real Academia de la Lengua Española desde 1978.
En 1980 publicará una recopilación de diversos artículos escritos en los años veinte y editados bajo el título Cántico. Escritos de los años veinte.
Guillén será considerado el máximo representante de la poesía pura dentro de su Generación. En sus poemas se observa una estilización de la realidad, una depuración hasta quedarse con lo más esencial de las cosas. Parte de la realidad y extrae de ella ideas, sentimientos quintaesenciados. Su estilo está al servicio de dicha depuración. Posee un lenguaje muy elaborado, muy selectivo, rigurosamente tratado, pulido, que renuncia al efectismo.
Fallece en Málaga el 6 de febrero del año 1984.
OBRA POÉTICA
Toda la poesía de Guillén, hasta 1950 es un Cántico al cosmos. Si por su rigor ontológico y por la perfección clásica que lo expresa, Guillén se relaciona con Paul Valéry, por su elementalidad y su optimismo vital recuerda, como señaló Salinas, a Walt Whitman. Para Guillén, que no cree en el pecado original, el paraíso terrenal está en esta vida, que es contemplada no como camino para la otra, sino como «absoluto presente». En este universo, ajeno al curso del tiempo, inmutable, esencial y perfecto, como el de Parménides o el de Leibniz, las realidades inmediatas son mera representación de lo uno esencial.
La abstracción de lo anecdótico, circunstancial, contingente, que notamos en Salinas, llega en Guillén al límite más apurado. Su poesía es eminentemente objetiva, pero los objetos, las cosas se nos ofrecen sólo en geométrico escorzo, en puro perfil. Es una poesía de desnudez total, vaciada en formas de aristas diamantinas, con luz de cima, como el aire en los cuadros de Velázquez o como el paisaje sin accidentes de la meseta castellana.
Guillén cultiva los metros clásicos —la décima, con menos frecuencia el soneto—, pero, sobre todo, la estrofa de cuatro versos heptasílabos con rima asonante. La rigidez métrica, la limitación estrófica frenan la frase, que no es discursiva, como la de Salinas, sino que se reduce concisamente a sus elementos sustantivos. En efecto, la abundancia del nombre, en especial del nombre abstracto, y del adjetivo sustantivado —«lo uno, lo claro, lo intacto»—, la escasez del verbo (la palabra temporal por definición: en alemán, Zeitwort). son el instrumento exacto del mundo extático, esencial, absoluto que expresan, producen una sintaxis «mínima y justa, construcción con bloques yuxtapuestos, sin argamasa, como la del dos veces milenario acueducto de Segovia» (Amado Alonso).
En 1957, el autor de Cántico, cuyas últimas ediciones ya llevaban el significativo subtítulo Fe de vida, publica el primer volumen de clamor: Maremagnum, al que siguen Que van a dar a la mar y A la altura de las circunstancias. De la entusiasmada contemplación del cosmos se pasa al lamento ante un mundo que ahora es maremagnum, caos, el mundo contemporáneo con su secuela de angustias y miserias. Del “absoluto presente” nos trasladamos a la “circunstancia” del tiempo histórico y del tiempo de la vida, de lo esencial a lo existencial. Guillén toma dolorosa conciencia de la humana temporalidad, de la muerte –el mar en que van a dar los ríos, de Jorge Manrique-, de las imperfecciones de este mundo, contra las que intenta rebelarse patética, inútilmente, desilusionado de su inicial optimismo.
Es Guillén un poeta que estructura su obra desde el principio y la cuida, mima y gobierna. Por lo tanto, hay que hablar de una obra unitaria que titula Aire nuestro y agrupa tres libros: Cántico, Clamor y Homenaje, con la siguiente distribución:
Aire nuestro (1968):
-Cántico con 4 ediciones: 1928, 36, 45 y 1950.
-Clamor:
Maremagnum (1957)
Que van a dar en la mar (1960)
A la altura de las circunstancias (1963).
- Homenaje dividido en 5 partes + fin
Cántico: publica la primera edición de este libro en 1928, con 75 poemas, la mayoría ya publicados en revistas (Revista de Occidente) anteriormente; la segunda edición, en 1936, añade 50 poemas más; la tercera, en 1945, tiene 270 poemas y mantiene los cinco apartados de la edición anterior; la cuarta y última, en 1950, con 334 poemas.
La distribución de los poemas varía, debido al concepto de obra como un todo orgánico en pleno desarrollo, aunque a partir de la tercera edición las cinco partes empiezan con un poema al amanecer y terminan con otro al anochecer.
Lo subtitula “Fe de vida” y Rozas añade que es “fe en la vida” en un mundo que el poeta encuentra bien hecho. Muestra el entusiasmo por vivir de forma plena y jubilosa con lo creado.
Guillén parte de la realidad, así como de su limitación como persona; por ello, todo, personas y cosas que lo rodean, tendrán también límites. Pero el poeta tiene visión optimista del mundo, busca el equilibrio, la esencialidad, modera el sentimiento, todo es comedido, el gozo, el asombro, la emoción y la inteligencia; se expresan con claridad y exactitud.
Cántico es la afirmación y exaltación de la existencia. La crítica lo lo designa como "existencialismo jubiloso", sin embargo, esa exaltación no implica un desbordamiento romántico, ya que está sometido a un riguroso cauce formal, a un equilibrio perfecto. La materia de Cántico va desde las formas más bellas de la creación: la luz, el aire, el pájaro, el árbol, el río, el mar- hasta las cosas cotidianas: un sillón, el café, la calle, una mesa.
Abundan en Cántico las palabras que aluden a la condición prodigiosa del universo: fábula, maravilla, prodigio, portento, asombro... Evoca la presencia poética de las cosas y de los seres, por eso el tiempo verbal utilizado en el primer ciclo es siempre el presente.
El ser, palabra clave, se desenvuelve en un espacio y un tiempo definidos, porque “nada es sin temporalidad”; pero el tiempo no le angustia, sino que lo transforma en “presente perdurable”, un presente en el que está el pasado y el futuro, presente eterno, eternidad contemplada. La perfección de cada momento invita a eternizarlo; si aparece el recuerdo es gozoso, nunca melancólico.
“La vida quiere siempre más vida”; ni siquiera la muerte, que Guillén ve como consecuencia de la vida, se vive de forma dramática, sino que la acepta corno algo natural.
A pesar de la guerra española y la Segunda Guerra Mundial, sigue exaltando el goce de la vida en las últimas ediciones de Cántico, por ello se considera el libro más jubiloso de la poesía española.
Un lenguaje y una métrica cuidada acompaña esa visión jubilosa, sustantivos abstractos, escasa adjetivación, tiempos presentes, imágenes dirigidas a la inteligencia más que a los sentidos.
-Clamor, que subtitula “Tiempo de Historia”, revelando así su intención de dar a esa nueva fase de su poesía un signo temporalista e histórico, de testimonio de un tiempo dramático para la humanidad. Abarca desde 1950 a 1963, es un libro que continúa con la temática de Cántico y añade nuevas protestas contra la destrucción, el dolor, la guerra, la crueldad que dañan la perfección del cosmos; surge con fuerza el azar, aunque a pesar de la destrucción existente no se destruirá la voluntad de vivir humana.
Está formado por tres libros: Maremagnum, que se publica en 1957, Que van a dar a la mar... en 1960, y A la altura de las circunstancias, en 1963. El tono de este segundo ciclo de la poesía de Guillén cambia algo respecto al primero, sin duda como consecuencia de la situación dramática que el mundo había vivido a partir de 1936: Guerra Civil Española, segunda Guerra Mundial, lanzamiento de la primera bomba atómica, persecuciones políticas y raciales, desorden, caos, muerte. Tras tanta tragedia, el poeta ya no parece dispuesto a seguir cantando sólo el lado puro y bello de la existencia, su transparencia y desnudez, ahora manchadas por aquellas fuerzas destructoras. Consciente del nuevo drama que vive el mundo, Guillén quiere dejar en Clamor un testimonio poético de su protesta contra aquellas fuerzas enemigas del hombre y de la vida, denunciarlas en defensa de ese hombre acosado.
Aparecen los detalles del momento, la Segunda Guerra Mundial, los negros de Estados Unidos y la sociedad de consumo, y el lenguaje se expande con registros coloquiales, irónicos, que antes no se daban.
- Maremagnum (1957) refleja el caos y la confusión del mundo actual, en buena parte sumido en la injusticia y la tiranía. Algunos poemas tocan temas que aún siguen de actualidad: guerras, campos de concentración, la tortura, la discriminación racial... Para este tipo de poema testimonial, de denuncia, Guillén prefiere el verso libre e incluso el poema en prosa, en vez del poema de esbelta arquitectura -décimas, cuartetas de heptasílabos asonantados- que domina en Cántico.
-Que van a dar a la mar... - título tomado de un verso de las famosas Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre - es un libro elegíaco, compuesto de una serie de meditaciones sobre el pasado, los recuerdos, la juventud perdida, el amor, la vejez, el paso del tiempo, la muerte. El tono ha cambiado: ahora es melancólico y nostálgico, y la materia poética se tiñe de temporalidad, como pedía Antonio Machado. Pero el tiempo ya no es tiempo histórico, que afecta a la colectividad, sino el tiempo individual del poeta, que va destruyendo todo lo que éste ama. El tema de la muerte es importante en este libro, cuyo poema inicial recrea el tema bíblico de la resurrección de Lázaro.
-A la altura de las circunstancias se inspira en una frase de Antonio Machado en su Juan de Mairena: "Es más difícil estar a la altura de las circunstancias que au-dessus de la mêlée". Es decir, es más difícil enfrentarse con los acontecimientos históricos, que darles la espalda y permanecer al margen de ellos. A la altura de las circunstancias representa una posición ética, una poesía, una poesía de compromiso con el tiempo histórico, con la sociedad angustiada cuyo drama comparte el poeta. El tema de España, tan grato a Unamuno y a Antonio Machado, es materia de algunos grandes poemas de Guillén en este libro, como "Despertar español" y " La sangre al río", en los que el poeta evoca el drama de la guerra civil española y sus consecuencias, no con pesimismo sino con esperanza, pues, como el propio Guillén ha declarado con motivo de este libro, "no es posible abandonarse al apocalipsis, al derrotismo, a una final anulación. La vida, la continuidad de la vida, tienen que afirmarse a través de todas esas experiencias y dificultades".
No existe, sin embargo, una ruptura ni una oposición entre estos dos ciclos de la poesía de Guillén: el de Cántico y el de Clamor, pues en realidad ambos ciclos se complementan. Las fuerzas negativas -odios, destrucción, muerte- que se convierten en protagonistas de los poemas de Clamor, estaban ya presentes en Cántico, aunque sólo de modo latente como leves sombras que se insinúan en el horizonte. Pero sólo en Clamor se hacen activas, amenazando y hostigando al hombre con su ciega violencia.
-Homenaje (1967), su tercer libro, está mas cerca de Cántico, con el subtítulo de “Reunión de vidas”.
Escrito en Cambridge, en Estados Unidos, y dedicado por el poeta "A todas las musas", y en el que ha reunido cientos de poemas en homenaje o glosa a aquellos motivos -personas, paisajes, cosas- que le han sevido de inspiración a lo largo de muchos años. No pocos de esos poemas son homenajes a poetas amigos o amirados del autor.
Para dar sentido de obra cíclico y cerrado, en 1968 publica estos 3 libros bajo un título común: Aire nuestro, editado en Milán en 1968, al que añade un poema a modo de prólogo.
-Y otros poemas (1973, Munichnik Editores, Buenos Aires), cuarta serie de Aire Nuestro, y en el que el autor de Cántico renueva su diálogo abierto con la realidad, con sus múltiples rostros, visibles e invisibles. La preocupación por lo social se integra de nuevo en su poesía, sobre todo en la serie "sátiras" de Y otros poemas, que incluye un libro de intención política, "Guirnalda civil" , algunos de cuyos poemas contienen ataques a la dictadura franquista. Por otra parte, la complejidad y riqueza temática de Y otros poemas se revela en otra sección del libro, "Res poética", en que Guillén asume su propia metapoesía: se trata de una poética y de una reflexión sobre la poesía.
-Final, de 1982, se pueden considerar como variantes de los tres anteriores. Sin embargo, hay que destacar los comentarios de sus lecturas y su obra y los poemas satíricos y aforísticos, que en 1980 recoge en un libro: Hacia Cántico. Escritos de los años veinte. Se trata de una recopilación de su obra más temprana.
Guillén es también un prosista de gran calidad, poseedor de un estilo tan personal y depurado como el de su poesía, y ha escrito un excelente libro de crítica poética: Lenguaje y poesía (1962)
Por último, destacar que Guillén tiene numerosos ensayos, como el prólogo a las Obras completas, de Federico García Lorca, editados por Aguilar. Son interesantes los comentarios sobre su propia poesía que hace en El argumento de la obra, de 1969.
TEMAS
La poesía de Guillén puede ser definida como pura o intelectual, ya que desaparecen en ella los elementos decorativos que había aportado el Modernismo, para quedar solo como una pura emoción lírica. Va a lo esencial, eliminando todo lo anecdótico, aunque no el sentimiento.
Asocia la perfección a la existencia y canta en sus poemas a realidades tangibles y cotidianas, como, por ejemplo, a la hora del mediodía.
Muchos de sus poemas son una exclamación gozosa y plena, un canto a la existencia y al presente, al aquí y al ahora.
Utiliza palabras sencillas, con predominio de los sustantivos y las estructuras sintácticas simples. Desde el punto de vista métrico, utiliza estrofas cultas y tradicionales, como el soneto o la décima, y algunas populares, como el romance.
POEMAS
¡Beato Sillón! La casa
corrobora su presencia
Con la vaga intermitencia
De su invocación en masa
A la memoria.
No pasa
Nada. Los ojos no ven,
Saben. El mundo está bien
Hecho. El instante lo exalta
A marea, de tan alta,
De tan alta, sin vaivén.
Cántico
Somos los hombres intranquilos
En sociedad.
Ganamos, gozamos, volamos.
¡Qué malestar!
El mañana asoma entre nubes
De un cielo turbio
Con alas de arcángeles-átomos
Como un anuncio.
Estamos siempre a la merced
De una cruzada.
Por nuestras venas corre sed
De catarata.
Así vivimos sin saber
Si el aire es nuestro.
Quizá muramos en la calle,
Quizá en el lecho.
Somos entre tanto felices.
Seven o’clock.
Todo es bar y delicia oscura.
¡Televisión!
Maremagnun



